Despedida de Hermana Dorotea Stevenson

9 June 2016 | Noticias

“¿Cómo es la Hermana Dorotea? En El Pacifico trabajé con ella en Catequesis Familiar y ella me ayudó mucho. Mi fe y mi amor crecieron bastante en este tiempo. Estoy muy agradecida.”

“¿Cómo es la Hermana Dorotea? Por muchos años ella nos ayudó en Accllahuasi con cursos de la salud, desarrollo personal, manualidades, repostería y mucho más. Que contribución maravillosa ella ha hecho por las mujeres de esta zona!”

“¿Dónde está la Hermana Dorotea? Estamos pensando sobre los cuyes y los pedidos de chompas y chales para Australia e Inglaterra. Y también quiero hablar con ella sobre una cosa personal.”

La hermana Dorotea fue una de las cuatro Hermanas de San José del Sagrado Corazón quienes empezaron la misión en el Perú en 1981. Viajando provenientes de Australia y Nueva Zelanda, las primeras hermanas llegaron  a la urbanización de El Pacifico y comenzaron su trabajo con los clubes de madres y los niños, en catequesis, en salud y en una cárcel. Siguiendo el carisma de Santa Mary MacKillop, fundadora de su Congregación y la primera Santa de Australia, ellas trataron de poner en practica la exhortación de Mary: “No veamos la necesidad sin hacer algo al respecto.”

En los años siguientes ella trabajó en la parroquia de El Señor de la Paz en la Catequesis Familiar y en mucho otras cosas como una agente pastoral, también como asesora del taller Casa Betania. En Huasahuasi, un pequeño pueblo en Junín, Dorotea tuvo varias roles en la parroquia. Cuando regresó a El Pacifico, trabajó en la parroquia y fundó Accllahuasi, la casa de la mujer. Los últimos 7 años en ella vivió en Tarma. Durante algunos años, tanto en Tarma  como en Lima, ella acompañó a jóvenes interesadas en la vida religiosa.

Ella siempre respondió creativamente a las situaciones de las mujeres pobres, animándolas, inspirándolas y ayudándolas a mejorar sus vidas y las de sus familias. También participó en las actividades ciudadanas para mejorar y desarrollar  nuevas comunidades.

Después de 31 años de servicio, presencia y compromiso, y por razones de salud, fue necesario para Dorotea regresar a su país Nueva Zelanda. Mucha gente va a extrañarla, no solamente por su contribución de servicio, sino también por su interés en las vidas personales y por su bondad y amistad.

¡Gracias Dorotea!

¡Que tu patria, familia, amigas y amigos te nutran y te lleven a la buena salud!

¡Que Dios te bendiga!